Los peajes urbanos y el acceso a la ciudad
Peaje
en Puente Piedra y acceso a la ciudad: límites sociales y territoriales de los modos de financiamiento privados de infraestructura privada
Los primeros días del año 2017 han sido el escenario de un conflicto entre los habitantes de Puente Piedra y la Municipalidad Metropolitana de Lima. El problema : la puesta en marcha de un peaje, en el kilómetro 25,5 de la Panamericana Norte, puerta de entrada y salida de este distrito ubicado al norte de la ciudad de Lima. El 4 de Enero de 2017, una semana después de la aplicación de la nueva tarifa, los habitantes de los asentamientos humanos Laderas de Chillón y Eucaliptos, situados al costado del nuevo peaje, se han opuesto violentamente a esta medida incendiando la nueva infraestructura. Luego, el 5 de enero una protesta que reunió aproximadamente 200 personas se dirigió hacia la zona convirtiéndose en un enfrentamiento con la policía. Este conflicto ha dado lugar a un vivo debate político sobre la responsabilidad de la Municipalidad Metropolitana y precisamente del actual alcade Luis Castañeda quien habría perdido 8 puntos de popularidad en el lapso de dos semanas. Desencadenado a nivel local, el conflicto ha tomado rápidamente una dimensión metropolitana, incluso nacional con la intervención del Presidente de la República, Pedro Pablo Kuczynski y del Ministro del interior quienes se pusieron del lado de los habitantes de Puente Piedra, denunciando un proyecto inviable. Tras 15 días de conflictos, el alcalde de Lima declaró durante el aniversario de la ciudad el 18 de enero, que el peaje sería suprimido.
Intentaremos evaluar en este artículo cuáles son los límites sociales y territoriales de los peajes urbanos, considerados aquí como una herramienta de financiamiento privado de infraestructura pública. Esta reflexión nos llevará en primer lugar a considerar el carácter equitativo de la tarifa adoptada, para después interesarse en el impacto de las obras de esta infraestructura en aquel territorio.
¿Un peaje equitativo?
La implementación de peajes en las grandes metrópolis es frecuente, sin embargo su función puede variar. Hay que distinguir los peajes de eje, cuyo objetivo principal es financiar una infraestructura, y los peajes de zona, cuyo objetivo es restringir el acceso de los vehículos a la ciudad como es el caso de Londres. En el caso de Puente Piedra, se trata de un peaje de eje que permite financiar las obras de mejoramiento de la Panamericana. El Alcalde de Lima precisó que la implementación del peaje estaba previsto en el contrato de concesión de los 3 grandes ejes metropolitanos que atraviesan Lima de norte a sur. El consorcio Rutas de Lima, encargado de esta concesión tenía el derecho de imponer esta tarifa que estaba fijada dentro de los términos del contrato sin embargo, ¿era esta medida era equitativa?
El debate académico sobre la problemática de la equidad de los peajes urbanos es abundante (Reigner & al, 2013) y nos entrega indicadores que permiten ver que las condiciones de esta equidad no están cumplidas en el caso del peaje de Puente Piedra. Para ser equitativo, un peaje urbano debe primero adoptar una tarifa razonable, es decir, que el costo adicional que trae no debe pesar sobre el presupuesto de la movilidad de las personas implicadas, lo que no es el caso en Puente Piedra. En efecto, para poder salir de sus hogares, los habitantes de Laderas de Chillón y Eucaliptos, cuyos ingresos son bajos, deben pagar 5 soles por recorrido. Además, la Panamericana siendo la columna vertebral de la red vial de Puente Piedra, tiene pocas alternativas al peaje (Avenida Gambetta al oeste y Avenida Chillón Trapiche al este). La elección de estos nuevos itinerarios conllevan una pérdida de tiempo importante (1 hora más según el Comercio), en un contexto local donde los tiempos de viaje ya son significativos (2 a 5 horas por día).
Así, el peaje penaliza los desplazamientos del domicilio al lugar trabajo, que son indispensables. En efecto, según un estudio del Observatorio Socio Económico Laboral realizado en los distritos del norte de Lima (Rodriguez, 2007), cerca de la mitad de los habitantes de Puente Piedra trabajan fuera del distrito, dentro de ellos un tercio trabaja en los distritos del centro de Lima. El uso de la Panamericana para desplazarse en bus o en vehículo privado es un imperativo para una gran parte de la población de Puente Piedra.
Del punto de vista de la demanda, la implementación de este peaje conlleva entonces efectos particularmente negativos para la población local.
Infraestructura vial y desarrollo territorial
Ahora, si nos interesamos a la oferta, es decir, a la infraestructura construida gracias al peaje, el balance es cuestionable. En primer lugar, se trata de una concesión para el mejoramiento y mantenimiento de una ruta existente. Esto significa que las ganancias del peaje financian el mejoramiento de vías metropolitanas ya construidas al momento de concesionarlas en 2013.
Sin embargo, una de las críticas de los habitantes están justamente relacionadas con las diferencias observadas entre la parte sur de la Panamericana, en dirección hacia los distritos balnearios más favorecidos y la parte norte, más modesta.
Observamos efectivamente que la mayoría de los grandes arreglos y particularmente los costosos “by pass” serán efectuados en la parte sur del río Chillón (mapa adjunto), es decir, fuera del distrito de Puente Piedra. Así las ganancias de los diferentes peajes no están realmente orientadas hacia los territorios y las poblaciones de este distrito en particular ni al cono norte en general. Entonces podemos considerar que los intereses económicos de esta concesión priman sobre los aspectos sociales inherentes a su funcionamiento. La elección de la ubicación del peaje lo demuestra: situado un kilómetro antes del río Chillón (al nivel de Puente Chillón en el mapa), aprovecha la barrera física del río, atravesado por un solo puente que funciona finalmente como un cuello de botella para los automovilistas que deben atravesarlo para acceder a la ciudad.
En términos geográficos, la lógica de un eje, atravesado por puntos de pago (peajes) donde confluyen flujos de transporte se impone a la lógica de un área, donde se relacionan lugares a través de diferentes prácticas de movilidad.
A nivel económico, el desarrollo propio de la infraestructura prima sobre el desarrollo del territorio. Por lo tanto, la infraestructura atraviesa y estructura el territorio. Si a principios del siglo XX Puente Piedra era solamente un pequeño pueblo rural, que crecía en verano con la llegada de los trabajadores temporeros en el campo, ahora es un distrito urbano en pleno crecimiento que participa del funcionamiento de la metrópolis de Lima. La piedra que hacía antes el puente entre las dos orillas del río Chillón se ha convertido en una autopista urbana que atraviesa de punta a punta el distrito y conecta a sus habitantes al resto de la aglomeración.
Si este punto de acceso ha sido estratégico para el desarrollo de Puente Piedra es todavía hoy muy importante para sus habitantes cuyas condiciones de movilidad son determinantes para asegurar su subsistencia. Antes de poner en funcionamiento el peaje, hubiese sido necesario un diagnóstico para evaluar los efectos segregativos de una medida que restringe y tarifica el acceso a la ciudad y sus oportunidades.
A modo de conclusión, podemos preguntarnos si la ausencia de subsidio público para mejorar los ejes metropolitanos y la elección de modos de financiamiento privado, como las concesiones, excluye de hecho estas consideraciones sobre el derecho a la ciudad y la dimensión inclusiva de las infraestructuras de transporte.
Referencias
Reigner, H., & al, e. (2013). Nouvelles idéologies urbaine : dictionnaire critique de la ville moderne, verte et sûre. Rennes: Presses Universitaires de Rennes.
Rodriguez, N. V. (2007). Comas, Puente Piedra y Ventanilla – Lima Norte en cifras. Lima: Observatorio Socioeconómico Laboral de Lima Norte.